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‘Albert Rivera: el búlgaro’, por @JoseSorzano

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      Jose Antonio SorzanoJosé Antonio Sorzano Escavy

         Foro de Opinión: José Luis Sampedro

     

         

Hace escasamente una semana que en la población madrileña de Coslada, se celebro el conclave o Congreso Nacional  de la formación  Ciudadana del  Líder  Supremo, Albert Rivera, y la cascada de bajas y huidos de la formación naranja es de las que pocas veces se han visto en otras formaciones políticas de nuestro país. Gentes que con extrema ilusión se unieron, en su día, a este esperado proyecto regenerador de centro, les ha sido suficiente el ver y sentir el puyazo en sus carnes de lo sucedido en esta cita,  para coger  las de Villadiego sin mirar atrás, diciendo a voz en grito: “ahí te quedas campeón, tú y tu “milonga Ciudadana” con mas fecha de caducidad que un yogurt del año pasado”.

         Según cuentan algunos de los huidos dados de baja voluntariamente  en esta especie de asociación de  “enchufados” los unos, o en expectativa de destino los otros, la llamada Asamblea General de Afiliados o Congreso nacional de Ciudadanos celebrado en  Coslada el pasado día  4, no fue sino otra pantomima continuista urdida y programada desde lo más florido y hermoso de la cúpula o núcleo duro de la  Nomenclatura “Riverista”.

         

        Después de todo el malestar y cabreo que se ha venido masticando y continuamente denunciado desde hace ya bastante tiempo, sobre la falta de transparencia y democracia interna en el seno de esta formación, a manos del férreo control de esa especie de comisarios políticos o fieles adláteres «riveristas», como son los  “dedocraticos” delegados y subdelegados territoriales, nadie se puede creer o engullir a la trágala en lo que sería un autentico atentado a la inteligencia, que en un “Congreso”  convocado para el debate de ideas, modelo del partido, estatutos, etc, la lista oficial  “Riverita”, por cierto marcada con el color verde para que el personal no se pudiera equivocar, saliera vencedora en su absoluta totalidad de 125 consejeros de 125 candidatos, sin que ninguna de las otras listas sacaran ni uno solo consejero. Así como que el Líder Supremo de este tinglado  “Riverista”,  sacara sin ningún sonrojo  el 97% de los votos, por la cara.

       En fin, el suma y sigue de despropósitos al más puro estilo de los regímenes “fascisto-comunistas”, cada día se asemejan más a las claras a aquel  lobo que Caperucita  conoce totalmente cuando este llega a asomar la patita por debajo de la puerta. En este caso, a este ”lobo Riverista” se le ha llegado a conocer totalmente a través de un “Congreso” abierto en Coslada. Congreso más bien parecido a aquellos convocados por la Nomenclatura búlgara encabezada por su secretario general, el comunista, Todor Zhicov, que durante casi 40 años sacaba sus “Congresos”, uno tras otro, con el voto 99% de los asistentes. Rivera, desde luego no le ha ido a la zaga con su 97% de los votos, pero que no se preocupen sus palmeros y “conmilitones” que, a este paso, algún día llegara incluso a superar al búlgaro, Todor  Zhikov.

     Y si esto no fuera suficiente para afianzar su Liderazgo Supremo, el dedocratico nombramiento de su red de delegados y subdelegados territoriales del partido dentro del propio partido, me recuerda perfectamente a aquellos falangistones de camisa azul, fino bigote recortado y  el yugo y las flechas del imperio en el pecho, nombrados por Franco como “gobernadores civiles y jefes provinciales del Movimiento”,  para que vigilaran el rebaño patrio desde las atalayas de sus respectivos  Gobiernos Civiles. Y aquí, se quiera o no, y a la praxis me remito, el sistema aplicado por el “Riverismo” viene a ser el mismo de aquellas patrióticas y azules “prietas las filas recias marciales” de aquel otro famoso Rivera pero con el Primo delante. Dicho lo cual, pienso que en ningún partido democrático se conoce esta “farfullera y degradante formula” de nombrar a dedo unos innecesarios delegados territoriales del partido dentro del propio partido, a modo de chivatos y delatores del Lider Supremo. Sobre todo, sin que absolutamente ningún militante les haya concedido su aquiescencia o beneplácito democrático a través de su voto, para que dirijan y gestionen el partido en sus respectivas demarcaciones territoriales.

     Mucho me tendría que equivocar, pero a la derrota marinera de esta formación “Riverista”, no le veo yo por ninguna parte que haya fijado un buen y determinado rumbo que los lleve finalmente a tierra firme. El sesgo de división y rebelión a bordo de este barco sin rumbo, se hace cada vez más evidente a la vista de las deserciones de no solo  su marinería, sino de cada día más oficiales o cargos institucionales con galones en la bocamanga. El primero en salir corriendo, eso sí, en silencio,  al olerse el percal, fue el ex ministro socialista del Interior Antonio Asunción. Huida a la que actualmente le están siguiendo, yo diría, que un tropel de militantes y cargos institucionales hartos de tanta mandanga, abuso de poder y reparto de lisonjas y prebendas, en función únicamente de la práctica del peloteo y chaqueterismo de los que quieren colocarse gratuitamente y vivir  del cuento, y no de las excelencias profesionales, conocimientos y talento de los mejor preparados para el desempeño de este tipo de labores políticas.

      

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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