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Un junio raruno, por @aguedabayarri

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Águeda Bayarri

 Junio es un mes que me gusta. Cumplo años, llega el verano, acababa el colegio y, como cuando estudiaba, es el mes que empiezo las vacaciones. Pero reconozco que este junio está siendo “raro“.

Empezó con una celebración sorpresa por mi cumpleaños… mis amigas siempre al quite, siempre pendientes. Y así lo empecé, con un año más. Y cumplir años y cumplirlos con salud es lo importante, si a eso se unen celebraciones sorpresa, desayunos de colores y baños de burbujas y de calor con amigas… lo convierten en perfecto. ¡Gracias InmaPaqui Loles!

Pero ya digo que este Junio estaba siendo raro y algo no iba bien. Mi compañera Teresa Lozano me informaba a primera hora de la mañana del jueves 22 de Junio que nuestro compañero Mariano Sancha fallecía después de una larga enfermedad. Mariano era un chico alegre, divertido, muy buena persona, trabajador, cariñoso, con chispa, yo digo que graciosillo porque hacía los vídeos con retranca. Y siempre me picaba, reconozco que me rebotaba mucho con él, presumía de ser gato, madrileño por los cuatro costados, y yo soy muy valenciana. Él muy del Real Madrid y yo, casi nada. Cuando yo sacaba todo el arsenal de argumentos rebatiendo todas sus teorías, levantaba la voz y cogía carrerilla para que ni me interrumpiera ni se me olvidara nada… al otro lado del teléfono oía como se reía… y me daba rabia, porque lo había conseguido, ¡le encantaba picarme! Él más racional y yo más visceral, él de la meseta y yo del mediterráneo, pero, venía a la terreta con su familia a veranear y es que… ¡en el fondo sabía que tenía razón! Él trabajaba en la redacción de deportes de Antena 3 en Madrid y yo en la delegación de Valencia. A pesar de trabajar a distancia, nos hemos visto y compartido bastante y siempre me ha cuidado. No es fácil trabajar a 350 km de donde se “cuecen “ las noticias y él siempre me ha hecho partícipe de ellas y del ambiente de la redacción. Para Mariano era una periodista más de la sección de deportes, no había distancia. A Mariano todos los que le conocíamos le queríamos, prueba de ello es la cantidad de homenajes que se le han hecho estos días y es que no es para menos. 

Mariano Sancha como era él, haciéndonos reír.

Y en este junio raruno estamos padeciendo un calor que no es normal. El cambio climático ya lo tenemos encima, nos ha atrapado, y las altas temperaturas y yo, no nos llevamos demasiado bien, aunque he de reconocer que sin trabajar, se llevan mejor.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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